martes, 19 de mayo de 2015

Publicado por: Estrella Cruz Hernández
                           Lucio José León Pérez
 
La adsorción es el proceso por el que una especie química (ADSORBIBLE o ADSORBATO) presente, inicialmente en una fase fluida, se concentra en la interfase que la separa de otra de igual o superior grado de ordenación (ADSORBENTE).

 Hay que distinguir entre los procesos de adsorción y absorción.  La absorción es un proceso por el cual un material (absorbente) es retenido por otro (absorbato); puede ser la disolución de un gas o líquido en un líquido o sólido; o en la retención mediante fuerzas físicas de las moléculas de un gas, líquido o sustancia disuelta a la superficie o a la masa de un sólido.

 En una masa de material sólido o líquido, todos los enlaces del interior entre los átomos que lo constituyen están satisfechos, pero en su superficie aparece una discontinuidad en esos enlaces. Para esos enlaces insaturados, es energéticamente favorable interaccionar con la materia presente en sus alrededores, lo que se produce de forma espontánea. Por este motivo se produce el fenómeno de la adsorción.

 El enlace que une los átomos de la sustancia con menor grado de ordenación con el material de mayor grado de ordenación depende de ambos materiales. Según este enlace, pueden darse dos tipos de adsorción: fisisorción y quimisorción.

 La fisisorción o adsorción física tiene lugar mediante interacciones denominadas fuerzas de Van der Waals o fuerzas de dispersión London, que dan lugar a una atracción débil entre el adsorbato y el adsorbente. Por su parte, la quimisorción tiene lugar mediante enlaces químicos, dando lugar a fuerzas de interacción mayores.

 Algunas de las principales aplicaciones de la adsorción son las que se enumeran a continuación:

•Purificación de aguas residuales

•Descontaminación de gases

•Eliminación de olores, sabores o colores no deseados por ejemplo en aceites

•Deshumidificación de gasolinas

•Secado de aire

•Ciencia forense (revelado de huellas dactilares)

Para estos procesos, resultan interesantes materiales con una gran superficie específica, como el carbón activo, el cual utilizaremos en alguno de los experimentos que se muestran en el video con el que queremos mostrar algunos ejemplos de este proceso de adsorción.
 
 
Tipos de adsorción
Cabe distinguir tres tipos de adsorción según que la atracción entre el soluto y el adsorbente sea de tipo eléctrico, de Van der Waals o de naturaleza química.
La adsorción del primer tipo cae de lleno dentro del intercambio iónico y a menudo se le llama adsorción por intercambio, que es un proceso mediante el cual los iones de una sustancia se concentran en una superficie como resultado de la atracción electrostática en los lugares cargados de la superficie. Para dos absorbatos iónicos posibles, a igualdad de otros factores, la carga del ión es el factor determinante en la adsorción de intercambio. Para iones de igual carga, el tamaño molecular (radio de solvatación) determina el orden de preferencia para la adsorción. Este tipo de adsorción se comenta con detalle más adelante.

 
 
 
La adsorción que tiene lugar debido a las fuerzas de Van del Waals se llama generalmente adsorción física. En estos casos, la molécula adsorbida no está fija en un lugar específico de la superficie, sino más bien está libre de trasladarse dentro de la interfase. Esta adsorción, en general, predomina a temperaturas bajas. La adsorción de la mayoría de las sustancias orgánicas en el agua con carbón activado se considera de naturaleza física.
Si el adsorbato sufre una interacción química con el adsorbente, el fenómeno se llama adsorción química, adsorción activa o quimisorción. Las energías de adsorción son elevadas, del orden de las de un enlace químico, debido a que el adsorbato forma unos enlaces fuertes localizados en los centros activos del adsorbente. Esta adsorción suele estar favorecida a una temperatura elevada.
La mayor parte de los fenómenos de adsorción son combinaciones de las tres formas de adsorción y, de hecho, no es fácil distinguir entre adsorción física y química.
 
 
Equilibrio de adsorción e isotermas de adsorción
La adsorción de una especie química presente en la solución del suelo (adsorbato) por los constituyentes de la fase sólida del suelo (adsorbente) ocurre debido a las interacciones entre la superficie activa de las partículas sólidas y el adsorbato. La cantidad adsorbida de una determinada especie depende no sólo de la composición del suelo sino también de la especie química de la que se trata y de su concentración en la solución.
Para estudiar la adsorción de un compuesto químico sobre un suelo pueden ser usadas dos técnicas de laboratorio: experiencias en batch y experiencias con columnas.
Las experiencias en batch consisten en mezclar y agitar una cantidad determinada de suelo con disoluciones de diferentes concentraciones del soluto estudiado, por ejemplo, un metal pesado. Previamente, se tiene que determinar la concentración de este metal en el suelo.
La gráfica que representa el metal adsorbido, Cs, en función de la concentración de la disolución, Cm, es la isoterma de adsorción, cuya expresión general es:
Cs = Kd Cm donde Kd se llama constante de adsorción, coeficiente de distribución o coeficiente de partición.
Cuando la isoterma no es lineal, hay otras aproximaciones para describir la distribución entre el suelo y la disolución. Las más utilizadas son las de Freundlich y Langmuir.
 
 
Coeficientes de distribución para contaminantes orgánicos
Muchos contaminantes orgánicos son hidrofóbicos, lo que significa que tienen baja afinidad para solubilizarse en agua, que es un líquido polar, y mayor para hacerlo en líquidos apolares. Estos contaminantes son fácilmente absorbidos en la materia orgánica de los sedimentos. El coeficiente de distribución de estos compuestos químicos está relacionado con el coeficiente de distribución del compuesto entre el agua y un líquido apolar, como el octanol.
 
 INTERCAMBIO IÓNICO
En el transcurso del trayecto subterráneo, las aguas entran en contacto con diferentes sustancias minerales, algunas de las cuales tienen la propiedad de intercambiar ciertos iones con otros contenidos en el agua, fenómeno que tiene una particular relevancia en la química del agua subterránea.
Determinados sólidos tienen su superficie cargada eléctricamente y, cuando están en contacto con las aguas naturales, su carga provoca que iones de carga opuesta, presentes en el agua, se concentren en la interfase solución-sólido. La causa del intercambio obedece a que los iones adsorbidos en la superficie lo están muy débilmente (iones lábiles) de modo que pueden ser fácilmente reemplazados por otros iones, conservándose la carga. Se trata de un fenómeno regulado por un equilibrio dinámico entre los iones adsorbidos y los del agua.
En general, todos los minerales tienen cierta capacidad de cambio, pero sólo la presentan de forma acentuada algunas especies minerales, entre las que destaca el grupo de las arcillas.
 
Las arcillas, a valores de pH normales, están cargadas negativamente. El hecho de que sus cargas negativas libres de superficie sean compensadas por la adsorción de cationes, hace que habitualmente el fenómeno sea conocido como intercambio catiónico o de bases.
En general, la fuerza de enlace de los cationes depende de su valencia, tamaño efectivo e hidratación, y de las características del adsorbente.
En principio, los iones de igual carga son adsorbidos con igual fuerza sobre la superficie sólida cargada; en la práctica, sin embargo, el radio hidratado determina la fuerza de adsorción, siendo más fuertemente retenidos los de menor radio hidratado.
Hay que tener en cuenta que la hidratación es directamente proporcional a la carga del ión e inversamente proporcional al radio iónico.
Por otra parte, los iones multivalentes se concentran en la doble capa preferentemente sobre los monovalentes. Es decir, los iones divalentes son adsorbidos más fuertemente que los monovalentes. Esta selectividad, que favorece la adsorción de cationes de mayor carga, decrece con el incremento de la fuerza iónica en la solución, mientras que la dilución favorece la retención de los iones de mayor carga. Todo ello puede condicionar de manera importante el proceso de intercambio iónico en un agua salinizada.
Algunos cationes pueden ser fijados irreversiblemente en las arcillas. Tal es el caso de los cationes de gran tamaño no hidratado (NH4+ y K+), del Li+, por su pequeño radio fuertemente hidratado y del Mg2+, que puede formar parte de la red mineral.
El proceso de cambio iónico puede provocar importantes modificaciones de la composición química del agua subterránea especialmente en la concentración de elementos alcalinos, alcalinotérreos, metales pesados y elementos de transición.
Ya se ha comentado que el fenómeno de cambio iónico surge de la capacidad de adsorción de las superficies de las partículas sólidas. En los procesos de intercambio de bases, la fase sólida del acuífero interacciona con el agua subterránea, principalmente debido a que la carga negativa de los minerales arcillosos se ve compensada por adsorción de cationes del agua subterránea. Dichos cationes, en equilibrio con los iones en solución, pueden reemplazarse por otros cuando se modifican las características químicas del agua.
En los procesos de intrusión marina, tanto el incremento en la concentración de electrolito como la modificación del pH, alteran la superficie de carga variable del sedimento y por tanto el equilibrio inicial, evolucionando el sistema en la búsqueda de una nueva estabilidad. Cuando se estudian las reacciones de intercambio iónico (catiónico), se asume que existe un equilibrio entre la solución y el adsorbente en todo momento y que los efectos de dispersión-difusión son insignificantes. Las reacciones de intercambio catiónico están basadas en el principio del equilibrio termodinámico entre iones en solución y en la fase adsorbida.
 
Factores que influyen en la adsorción e intercambio iónicos
La adsorción depende de las concentraciones respectivas del catión en el adsorbente y el líquido. La fuerza iónica de la solución determina la intensidad de la adsorción, pues la adsorción relativa es proporcionalmente más intensa en soluciones diluidas que concentradas. Cuando se incrementa la fuerza iónica de la solución en contacto con la arcilla, la capa difusa se comprime y el potencial eléctrico decae más rápidamente con la distancia a la superficie. Por consiguiente, la superficie potencial variará en función de la concentración de electrolito y del tipo de carga de la superficie de las partículas (constante o dependiente del pH). Para una superficie pH dependiente, un incremento en la concentración de electrolito generará un descenso de potencial al producirse un aumento de la distancia a la partícula.
La temperatura influye en la medida que las reacciones de adsorción son normalmente exotérmicas y por tanto, el grado de adsorción será presumiblemente mayor, al disminuir la temperatura, aunque las variaciones normales de temperatura sólo tienen pequeños efectos sobre el proceso de adsorción.
La fuerza de enlace con que los iones son retenidos o adsorbidos en los lugares de cambio depende, asimismo, de otros factores, entre los cuales cabe citar los siguientes:
 
Valencia y tamaño del ión
- Densidad de carga, estructura y superficie específica del material de intercambio
- Concentración relativa de los cationes presentes
- Contenido de agua en el sistema (efecto dilución)
En general, la fuerza de enlace de los cationes depende de su valencia, tamaño efectivo e hidratación y de las características del adsorbente. La capacidad de intercambio varía, para un determinado tipo de arcilla, con el tamaño de la partícula, siendo más elevado en tamaños finos, por ser mayor su superficie específica. Para arcillas diferentes, la capacidad depende de la estructura; así, por ejemplo, en el caso de la montmorillonita, todos los cationes situados dentro de la estructura son intercambiables, mientras que los cationes intercapa de la illita no son tan fácilmente cedidos porque forman parte de la red.
La teoría de Gouy-Chapman predice que los iones de igual carga son adsorbidos con igual fuerza sobre la superficie sólida cargada; en la práctica, sin embargo, el radio hidratado, o bien la polarización del ión, determinan la fuerza de adsorción, siendo más fuertemente retenidos los de menor radio hidratado.
La hidratación es directamente proporcional a la carga del ión e inversamente proporcional al radio iónico. Supone un incremento del tamaño del ión y por tanto reduce su movilidad. Los radios iónicos hidratados determinan la movilidad en el filtro de arcilla y, por consiguiente, la concentración relativa de los metales en las aguas.
Si se asume que las fuerzas de enlace en la adsorción, son esencialmente electrostáticas y que bajo condiciones ordinarias los iones adsorbidos están hidratados, los cationes con radios hidratados más pequeños se acercarán a los lugares de carga negativa más fácilmente y serán retenidos con más fuerza que un catión de mayor radio hidratado. Según ésto, el Ca2+ será más fuertemente adsorbido que el Mg2+.La teoría de Gouy establece también que los iones multivalentes se concentran en la doble capa preferentemente sobre los monovalentes. Es decir, los iones divalentes son adsorbidos más fuertemente que los monovalentes. Consecuentemente, la relación [M2+]/[M+] es mucho menor conforme aumenta la distancia a la superficie de adsorción. Dicha selectividad, que favorece la adsorción de cationes de mayor carga, decrece con el incremento de la fuerza iónica en la solución, mientras que la dilución favorece la retención de los iones de mayor carga. Todo ello puede condicionar de manera importante el proceso de intercambio iónico en un agua salinizada.
Algunos cationes pueden ser fijados irreversiblemente en las arcillas. Tal es el caso de los cationes de gran tamaño no hidratado (NH4+ y K+), del Li+, por su pequeño radio fuertemente hidratado y del Mg2+, que forma parte de la red mineral. La adsorción irreversible tiende a ocurrir cuando hay fuertes interacciones químicas entre el adsorbente y el adsorbato.
 
 
 
 
EJEMPLO
1. Se prepara una disolución de Azul de metileno, que será el colorante que actúe como contaminante y que se desea retirar del agua
2. Se introduce el carbón activo en una columna de vidrio. En la parte inferior se coloca un pedazo de algodón o de lana de cuarzo para evitar que el carbón se filtre al agua limpia.
3. Se hace pasar la disolución a través del carbón activo y se recoge el agua limpia. Este es un proceso de purificación similar al de las jarras con filtro.
La explicación de este fenómeno es que, al pasar a través del carbón activo, los iones del colorante quedan depositados sobre la superficie del carbón mientras que el agua pasa a través de él. El resultado es que se obtiene el agua sin el colorante.
EJEMPLO
1. Se prepara una disolución de Azul de metileno, que, al igual que en el experimento anterior, será el colorante que actúe como contaminante y que se desea retirar del agua
2. Se introduce el carbón con propiedades magnéticas en la propia disolución de azul de metileno y se agita.
3. Cuando la disolución y el carbón lleven un rato bien mezclados, se acerca un imán al vaso que contiene la disolución. El carbón es atraído por el imán y se puede separar sin problemas del agua, de la cual ya se ha retirado el colorante.
En este experimento tiene lugar el mismo fenómeno que en el caso anterior: durante la agitación, los iones del colorante se adhieren a la superficie del carbón, separándose del agua.
EJEMPLO
 En el tercer experimento se muestra cómo se pueden revelar huellas dactilares con un carbón.
1. Se coge una hoja de papel y se hace una marca. Sobre esa marca se presiona levemente con un dedo.
2. Con una cuchara se espolvorea un poco de polvo de carbón sobre la marca que se ha realizado en el papel y se agita un poco
3. Se retira el polvo de carbón sobrante y observamos que queda la huella dactilar perfectamente revelada sobre el papel.
La explicación de este fenómeno es que, al posar el dedo sobre la hoja dejamos grasa, restos de sudor y otras partículas que se encuentran en los surcos de las huellas dactilares, que quedan pegadas al papel. Al añadir el polvo de carbón, por el fenómeno de adsorción, éste queda adherido a esos restos que hemos dejado sobre el papel y por eso se revela la huella dactilar.
 
 
 
 

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